Semana Santa en Palestina

Sincretismo religioso: costumbres y tradiciones antiquísimas


La Semana Santa en Palestina de los Altos empieza desde el Domingo de Ramos, día en que las cofradías del Señor Sepultado se reúnen para velar la sagrada imagen en la Iglesia Católica. Ahí también se reúnen las cofradías de distintos “patrones”, especialmente las compuestas por los indígenas, quienes durante toda la cuaresma hacen celebraciones en honor de Jesús y su madre María.



El Domingo de Ramos, las procesiones de los indígenas bajan de aldeas y caseríos, acompañados con música de tambor y chirimilla, llevando las imágenes sobre pequeños círculos de metal, algunas veces bañadas en plata u oro, dependiendo del santo y su importancia.



Para los católicos ladinos, las actividades empiezan desde ése día, incrementándose durante el resto de la semana, conforme la celebración mayor se va acercando.
Así por ejemplo, desde el lunes se empieza la elaboración del pan, tradición que implica muchas interpretaciones dentro del sincretismo religioso que une a t
odos por igual, a pesar de las aparentes diferencias conmemorativas entre indígenas y ladinos. La elaboración del pan es casi un rito que se sigue todos los años e incluso, la forma de algunos panes tienen su propio sentido.



Para el miércoles al medio día, todas las casas ya deben tener el pan elaborado pues por la tarde se debe cumplir con una vieja tradición: la entrega de hogazas de pan a los distintos “Judas” que rondan las calles pidiendo el nutritivo alimento. Esa tradición recuerda en cierta forma la ordenanza que Cristo da al apóstol Judas durante la Última Cena, mediante la cual, entre otras cosas, le dice que haga lo que está previsto: traicionarlo.
Antiguamente, en Palestina de los Altos había dos “Judas”; el elaborado con paja y ropa vieja por la familia Cancino Morales y el elaborado por los llamados “Mayores”, autoridades representativas de los indígenas en la Comuna Municipal. Posteriormente, algunas familias elaboraron su propio “Judas”.
Los Judas son manufacturados desde los domingos por la tarde en un
hermético secreto; nadie sabe cómo los hacen. El Lunes Santo ya se pueden apreciar “sentados” en las puertas de las casas o en la silla pública de la Alcaldía. Por la noche del miércoles, el pan recaudado (algunas familias dan dinero al paso del “Judas”) se come en la plaza principal, acompañado con café caliente. El “Judas” de los Mayores recorre casi todo el municipio y es hasta la madrugada cuando termina su recorrido.



El jueves muy temprano, los muchachos del lugar van a los montes en busca de ramas de cerezo y encino para sembrar en las calles principales, especialmente por aquellas donde pasará el personaje que represente a Jesús durante la escenificación de la Pasión de Cristo, una de las obras de teatro de mayor tradición en el occidente guatemalteco.
Con esas ramas también habrá de construirse la cárcel donde perno
ctará Jesús la noche del Jueves Santo, los palacios de Herodes, Pilatos y Anás, así como el Monte de los Olivos, en distintos puntos de la cabecera municipal.




Por la noche, mientras en la Iglesia Católica se celebran distintos ritos y ceremonias religiosas, en la plaza central se escenifica la Última Cena de Jesús, luego de la cual, s
e traslada al Monte de los Olivos, ubicado normalmente, a un costado de la Iglesia. Ahí mismo se lleva a cabo la aprehensión del Maestro y es conducido a la cárcel, construida en las afueras de la cabecera municipal, en la carretera rumbo a la ciudad de Quetzaltenango.
Cabe señalar que solo en Palestina de los Altos se conserva una antiquísima tradición: la de los centuriones mudos. Éstos son tres personajes vestidos totalmente de blanco y el rostro cubierto, encargados de velar, según la tradición, a Jesús. Permanecen en la Iglesia durante todas las celebraciones, iniciando el rito con una velada en casa del centurión principal, donde se toca música de flauta y tum.



Tras la crucifixión de Jesús, cambian sus vestiduras blancas por negras y se descubren el rostro, acompañando la procesión del Santo Entierr
o hasta el Cementerio durante el viernes por la tarde y la noche, desapareciendo luego hasta el siguiente año.
El viernes es un día sumamente significativo; desde muy temprano, las calles se llenan de soldados romanos y personajes vestidos a la época de la antigua Palestina, tierra donde Jesucristo predicó, fue crucificado y resucitó. Los más chicos, juegan en las aceras a la tradicional cera (especie de diminutas tortas de cera de abeja llamadas “tipachas”) apostando los “molotes” de cada quien.

Inicia la escenificación de la pasión con el paseo de Jesús por las calles, empujado por furibundos “romanos” y “judíos”, quienes le azotan e insultan durante todo el recorrido. Tras las escenas tradicionales, se puede asistir a la horca de Judas en un viejo árbol de matasano a unos metros de donde será crucificado el Señor. Tras largas horas de martirio, se sacrifica a Jesús en la punta de un breve cerro a las orillas del pueblo, acto al que asisten miles de visitantes venidos de todas partes.



Una vez terminada la inmolación, inician los preparativos para la magna procesión del Señor Sepultado, que sale de la Iglesia Católica con rumbo al Cementerio General. La imagen del Señor Sepultado, va acompañada de música sacra, más conocida como “marchas”, interpretada por un grupo musical especializado.



No pueden faltar las alfombras para el paso de la procesión, elaboradas con aserrín pintado de distintos colores. Es importante señalar que la procesión dura varias horas, pues inicia alrededor de las cuatro de la tarde y termina hasta la madrugada, que es cuando se inicia la llamada procesión del silencio. Ésta procesión es de las más íntimas de las cofradías.
Para el Sábado de Gloria, hay algunas tradiciones ricas en cultura y religiosidad. Desde muy temprano se acostumbra a “chicotear” a los niños con varijones de cerezo (ramas muy delgadas), deseando el buen crecimiento de éstos. La correteadera de los “güiros” po
r las calles tratando de evitar los varijonazos, es algo imperdible.
Por la tarde, se prepara la procesión del Señor Resucitado, quien es regresado del Cementerio a la Iglesia Católica, acompañado de las Vírgenes María, Dolorosa y Magdalena.
A su paso por la plaza central, se inicia la quema de los “Judas” a los que rellenan de cohetes para que espanten las traiciones y los pleitos.



Desde las seis de la mañana del mismo Sábado de Gloria, en dos salones particulares, las zarabandas dan rienda suelta a su alegría. Las zarabandas son bailes a los que en Palestina, solo asisten los indígenas, quienes celebran con interminables bailes y canciones, la Resurrección del Hijo de Dios. Las zarabandas terminan hasta el Domingo de Pascua, a las seis de la mañana.
Es de señalar que en la Iglesia Católica, los indígenas reparten atól con súchiles a todo aquel que entra a conmemorar la muerte del Señor Jesús, así como, reparten frutas de la temporada.

chollitalon@hotmail.com

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